La idea de matar el tiempo me estremece, tendrías que aprender técnicas para darle vida, no sentir arder en un presente imparable. Es hermoso y terrible. Absurdo querer matar el tiempo. Él es el que nos mata constantemente. Brindo por eso.
No quiero marearme; quiero saber las cosas como son. No sé bien lo que escribo. Me gustaría florecer.
Celebrando la desgracia de que la fiesta acabó, nada mejor que naranjas en la cama, cambiando de canal, encontramos esa película que nos llevó. Amor en el tiempo. Exprimimos todo y desaparecimos. Somos figuras inertes volando sobre el jardín de algún famoso que ya no vive ahí. No paras de soñar ¿O es que sueñas despierto?
Eclipsando tu mirada, no dejas de pensar en mi, no puedes ver tu café en la mañana. El tiempo ya no es hoy.
En el diario sólo hay monos que lideran tu mente y no puedes hacer más que correr y pintar el cielo que creé, con los colores que viste en la revista de aquel consultorio. Tuviste una cita con el doctor, que dijo que lo mejor era arrancarte el corazón.
Huiste por el sendero que te salvó y lo único que te arrancaron fueron billetes. No lo lamentas. Hoy esa música te llena el cuerpo con el que bailas junto a mí sobre la cama cada noche que nos volvemos a encontrar.
Chances. Mil y una.